sábado, 18 de enero de 2014








El Valle del Jerte es una comarca de Extremadura que está situada en la parte nororiental de la provincia de Cáceres limitando al norte con las provincias de Ávila y Salamanca, al oeste con la comarca del Valle Ambroz, por el Sur con la ciudad de Plasencia y al este con la comarca de la Vera. En la comarca existen 11 pequeños municipios situados en el fondo del Valle y en ambas laderas de las montañas que lo circundan. Estos municipios son: Barrado (458), Cabezuela del Valle (2.370), Cabrero (374), Casas del Castañar (620), El Torno (972), Jerte (1.316), Navaconcejo (2.031), Piornal (1.552), Rebollar (230), Tornavacas (1.170) y Valdastillas (365). Todos ellos suman un total de 11.716 habitantes de acuerdo con el censo del INE de 2011. Han desaparecido otras poblaciones que a lo largo de la historia también formaron parte del conjunto de municipios: Asperilla, Oxalvo, Peñahorcada, Vadillo y Tabares. La ciudad de referencia que tienen los habitantes de esta comarca es Plasencia porque allí se encuentran los principales servicios que prestan tanto el Estado como la Junta de Extremadura y es nudo de comunicaciones en el norte de Extremadura con la red nacional de carreteras.

Etimología:

Es a los árabes a quienes se les debe el topónimo del río y por lo tanto también el de la comarca. El hidrónimo «Xerete» se presta a una doble interpretación etimológica, bien como «río angosto», bien como «río cristalino».

Geología y relieve:

El Valle del Jerte se encuentra entre dos cadenas montañosas dentro del macizo de Gredos, está constituido, básicamente, por las estribaciones sur de la sierra de Gredos y por la Sierra de Candelario al Norte, por la Sierra de Tormantos y la de San Bernabé por saliente y la de Tras la Sierra por poniente. Las alturas máximas que se dan en el Valle son las del Calvitero (2.405 m) que es el pico más alto de Extremadura y el Torreón (2.401m) por el Norte y la Covacha (2.399 m). El valle tiene una longitud aproximada de unos 70 km, desde el Puerto de Tornavacas hasta la desembocadura del río Jerte, que se produce en las Vegas del río Alagón. Los puertos que se originaron por el movimiento de los diversos bloques son entre otros: Tornavacas, Honduras, Rabanillo, San Gamello,… Los cursos de agua que descienden de las cimas, han contribuido al modelado de las laderas, formando profundas gargantas, que otorgan al valle su especial configuración.

Suelo:

El desarrollo de los suelos edáficos varía según la cota. En el piso medio nos encontramos con tierras pardas profundas. Constituidas por suelos arenosos silíceos, que se lixivian con facilidad con el uso agrícola. En el piso inferior nos encontramos con suelos pardos francos profundos, silíceos arenosos y arcillosos. Siendo este tipo de suelos más aptos para el uso agrícola.

Red hidrográfica:

La red hidrográfica se articula sin excesiva complejidad, facilitado por la simplicidad del relieve, en un valle típico en forma de V, conformando una red fluvial de rápida evacuación. El río Jerte discurre a lo largo de unos 70 km aproximadamente y desemboca en el río Alagón, que es a su vez tributario del río Tajo. Su nacimiento se produce en las cercanías de Tornavacas, a unos 900 m. de altitud (cerca del pico Torreón) y a su paso por Plasencia lo hace a unos 345 m., lo que nos da idea de su accidentada cuenca en este tramo de apenas unos 50 km. Desde su nacimiento en la cabecera del valle, va recogiendo las corrientes que le aportan gargantas importantes como San Martín, Becedas, Papúos, Los Infiernos, Buitres, Honduras, Puria, Bohonal, etc. En días de lluvia intensa, son muy habituales las rápidas crecidas.

Clima:

Las condiciones climáticas del valle del Jerte vienen determinadas por diversos factores que matizan el carácter continental que le correspondería. La influencia del relieve y su orientación NE-SO, son dos rasgos que influyen de forma decisiva en los valores térmicos y pluviométricos. El gradiente altitudinal también motiva contrastes térmicos y pluviométricos entre el fondo del valle y las cumbres. La pluviosidad aumenta al hacerlo también la cota. La orientación del valle permite la influencia atlántica con inviernos moderadamente fríos y veranos no excesivamente calurosos. Las precipitaciones medias anuales oscilan entre los 800 y 1500 mm. La temperatura media varía en función de la altitud, desde las mínimas de 1-3 °C en Tornavacas hasta los 5-10 °C de las zonas más bajas del Valle. Del mismo modo lo hacen las máximas, desde los 15-20 °C de Tornavacas a los 25-30 °C de las zonas más meridionales.

Flora y vegetación:

En el valle pueden delimitarse cuatro pisos bioclimáticos o zonaciones altitudinales de vegetación.
Mesomediterráneo (400-800m). La formación más característica de esta franja es el encinar (Quercus ilex). Se trata de formaciones adehesadas en las que aparecen abundantes cantuesos, torviscos retamas, espinos albares y jaras como matorral predominante, además de  pastizal sobre suelos arenosos. Supramediterráneo (800-1600m). La especie predominante es el roble melojo (Quercus pyrenaica) formando grandes bosques, que cumplen una función básica en la retención y mejora de la capa edáfica. En este piso también aparecen castaños (Castanea sativa), formando bosques o en pies sueltos, que suelen ser de gran envergadura y antigüedad. A ellos se les suman tejos, alisos, sauces, madroños chopos y abedules dispersos en los cauces de algunas gargantas.
Oromediterráneo (1600-2200m) La especie que predomina es el piorno serrano, junto con pastizales de gramíneas en los claros del matorral y allí dónde el suelo está encharcado son característicos los cervunales, que sirven de agostadero al ganado trashumante. Crioromediterráneo (2200-2400m) Abundan los cervunales y las praderas alpinas. En los canchales y roquedos crece una reducida pero peculiar fauna rupícula y son habituales los líquenes silicícolas, los musgos y algunos helechos de montaña. Vegetación de ribera. Sobre los suelos aluviales del fondo de las gargantas y del río se forman los habituales bosques riparios o de galerías, asociados a esos cursos de agua o a terrenos donde la capa freática se halla muy próxima a los horizontes superficiales del suelo. Están formados fundamentalmente por alisedas, mezcladas con sauces, fresnos, arraclanes, almeces, zarzas, espinos, rosales silvestres y helechos.

Espacios naturales:



Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos.
La Garganta de los Infiernos es un territorio de 6.927 Has., en sus cumbres tiene una altitud media de 2.300 msmn. Fue declarada Reserva Natural en 1994. Abarca territorio de los municipios de Jerte, Tornavacas y Cabezuela del Valle. Esta reserva está comprendida entre la vertiente noroeste de la Sierra de Tormantos, la vertiente suroeste de la Sierra de Gredos y el río Jerte. Toda la zona tiene como roca madre un gran batolito granítico. Las rocas principales que encontramos son granitos y gneis. Hay que destacar la amplia red hidrográfica con abundantes saltos y cascadas. Mención especial a las marmitas gigantes, que son las grandes pozas excavadas en la roca por la erosión fluvial, destacando el paraje conocido como «Los Pilones» Los elevados índices de humedad contribuyen a su vez a potenciar una vegetación de gran valor ecológico con ecosistemas de bosque caducifolio, bosque de ribera, piornales serranos y pastizales alpinos. La fauna es autóctona y muy abundante, albergando varias especies en peligro de extinción. En la Garganta de los Infiernos, debido a la variación altitudinal que oscila entre los 600 y 2.000 metros, encontramos una diversa vegetación:
  • Bosques Caducifolios: Con árboles como el roble, el espino, el madroño, el castaño o el cerezo.
  • Bosques de Ribera: La abundancia de cursos de agua, crea numerosas zonas húmedas de las que se aprovechan especies arbóreas como el aliso, el fresno y el sauce. En menor cantidad, pero de gran importancia por su escasez, especies protegidas como el tejo, el acebo y el abedul.
  • Pastizales alpinos: En las cumbres se forman pastizales alpinos en los que se encuentra el Alphe, la Genciana, el brezo y el azafrán serrano.
  • Piornales serranos: El piornal es un matorral adaptado a condiciones adversas, que crece en las zonas altas donde por temperatura o por composición del suelo, es difícil encontrar otra vegetación.

Dada la diversidad de pequeños microclimas por la diferencia de alturas de la reserva, las especies son numerosas y muy distintas entre sí. El gato montés, la gineta, la nutria, la cabra montesa  y el extraño desmán, un mamífero de costumbres acuáticas muy difícil de ver. Entre las aves, encontramos el mirlo, el arrendajo, la oropéndola, la abubilla y el rabilargo. Rapaces como el águila real, el buitre leonado, el  búho real, el halcón peregrino, el milano, el gavilán, el azor, el halcón abejero y el águila ratonera. A destacar, aunque desafortunadamente cada vez más escasa, la cigüeña negra.

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