En primavera, por el mes de abril y mayo, de
pequeño solía ir a buscar cardillos por los alrededores del arroyo grande y el
prado de la finca de La Data, en Plasencia.
Dice el refrán: «Los cardillos de abril para
mí, los de mayo para mi amo y los de junio para mi burro».
Este humilde vegetal es una de las verduras
más populares que se ha recogido y se sigue recogiendo en todas las comarcas
extremeñas.
Como veis tienen pinchos, así que hay que
tener cuidado a la hora de limpiarlos.
Luego hay que lavarlos bien
para quitar la tierra que puedan tener y cocerlos en la una cazuela con agua y sal.
El uso más reconocido en Extremadura
es como verdura. Se usan las pencas y básicamente hay tres formas para prepararlos: en cocidos y potajes, en
tortilla o revuelto, y guisados.
En el caso del
cocido simplemente se añaden a la olla al principio o a mitad de cocción
y forman parte de la guarnición que acompaña a los garbanzos.
Cuando se preparan
en tortilla o en guiso se suelen cocer previamente para ablandarlos, aunque si
son muy tiernos no es necesario. Para la tortilla de cardillos, una vez cocidos
se cuajan en el huevo sin más preparación.
Como podéis ver: los cardillos se pueden
comer rehogados, revuelto con huevos y jamón; con garbanzos cocidos, en tortilla.... de cualquier forma están
para rechuparse los dedos.
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