sábado, 28 de diciembre de 2013

Sopa de tomates al estilo extremeño.




 Esta es la imagen que más se acerca a la receta que os dejo.





Ingredientes:


  1,5 kg de Tomates maduros.

   1 barra de Pan, a ser posible del día anterior.

  1 Pimiento Rojo.

  1 Pimiento Verde.

  1 Cebolla.

  3 dientes de Ajo.

  1 cucharadita de Comino.

  1,5 l de agua.

  Aceite de Oliva.

  Sal.


Preparación:

   En esto de las sopas como en cualquier otra cosa cada uno les da su toque especial. En nuestra casa solíamos acompañarlas bien con higos, o bien con uvas: El contraste de sabores y temperaturas que se producía resaltaba, y mucho, este humilde pero nutritivo alimento.

   Recuerdo que para pelar los tomates, tanto  mi abuela como mi madre solían escaldarlos con agua  para quitarles la piel. Después los troceaban  en cuadraditos más o menos iguales; pero vamos, que sin necesidad de que todos fuesen uniformes.
En una cazuela echaban el aceite y añadían  la cebolla y los pimientos troceados menudamente y los dejaban sofreír unos 10  o 15 minutos o hasta que veían que estaban bien pochados. Después añadían el tomate troceado y lo iban removiendo de vez en cuando.
  
   A parte en el mortero machacaban los ajos junto con los cominos y la sal y, después,  añadían el majado a la cazuela. Pasados unos 10 minutos incorporaban el agua, echaban  sal al gusto y dejaban hervir  todo el conjunto 15 minutos más.

   De cortar el pan en mi casa  se encargaba mi padre. Recuerdo que mi madre tenía la costumbre de colar el caldo para calar las sopas y los tropezones me los comía siempre yo.
    El caldo, se echaba muy caliente, en la misma fuente  que mi padre había utilizado para cortar el pan y, una vez caladas, eran repartidas añadiendo la cantidad de sopa acorde al gusto de cada uno.

   Hace un par de meses, estando mi madre en Miranda, decidí hacerle unas sopas de tomate, a decir verdad no se parecían en nada a aquellas que tantas veces comí en mi infancia. Mi madre, que es muy agradecida me dijo «Te han quedado riquísimas hijo», bueno, sé que no es así pero te agradezco el cumplido «Es que ni siquiera el pan es como el de antes» —dijo, tratando de justificarse.

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